Mensaje del Día Internacional de la Danza: «Batir nuestras alas da esperanza a los corazones que aman el arte de la danza»

La autora de este año es Kang Sue-jin, directora artística del Ballet Nacional de Corea
El Día Internacional de la Danza fue creado por el Comité Internacional de la Danza del Instituto Internacional del Teatro (ITI), el socio principal de la UNESCO para las artes escénicas. Desde su creación en 1982, el Comité de la Danza y el Instituto Internacional del Teatro ITI seleccionan personalidades destacadas de la danza para que escriban un mensaje en conmemoración del Día Internacional de la Danza cada año. La autora de este año es Kang Sue-jin bailarina y directora artística del Ballet Nacional de Corea.
Este día, 29 de abril, es una celebración para aquellos que pueden ver el valor e importancia de la forma de arte “danza”, y actúa como un llamado de atención para los gobiernos, políticos e instituciones que aún no han reconocido su valor para las personas y para el individuo, y tampoco se han dado cuenta de su potencial para el crecimiento económico.
La catástrofe del Covid-19 ha detenido la vida libre tal y como la conocíamos y estar en medio de esta tragedia nos hace replantearnos el significado de la ‘danza’ y de los ‘bailarines’. En un pasado lejano, la danza era un medio primordial de expresión y comunicación a través de los gestos, convirtiéndose en un arte escénico que conmovía el alma e inspiraba al público. Es un arte momentáneo que es difícil de restaurar en su forma original una vez completado porque se crea con todo el cuerpo y el alma. La danza está hecha de momentos efímeros, lo que predestina a los bailarines a estar en constante movimiento. Sin embargo, el Covid-19 ha restringido e incluso bloqueado el arte de la danza en su forma original.
Aunque la situación está mejorando, los espectáculos de danza siguen estando sujetos a muchas restricciones. Esto nos hace atesorar los preciosos recuerdos de los tiempos en los que la danza y los bailarines brillaban como joyas e iluminaban el mundo, transmitiendo la angustia y la ansiedad humana, la voluntad y la esperanza de vivir.
Del mismo modo, es importante recordar que en una de las diferentes réplicas de la peste negra surgida en la Europa medieval, el 28 de junio de 1841, se estrenó en la Ópera de París el ballet ‘Giselle’, que representa el amor más allá de la muerte, y recibió una respuesta explosiva. Desde entonces, ‘Giselle’ se ha representado en toda Europa y en todo el mundo para reconfortar y animar a las almas de la humanidad asolada por la pandemia. Ésa es mi manera de entender ‘Giselle’, tal y como se demostró desde su primera representación: es el magnífico espíritu de una bailarina que intenta escapar de la gravedad de las penurias que azotan el mundo.
El solitario y cansado público está sediento de la simpatía y del consuelo de los bailarines. Como bailarines, creemos que batir nuestras alas da esperanza a los corazones de los que aman el arte de la danza y les da el valor para superar esta pandemia. Mi corazón ya comienza a palpitar.
Kang Sue-jin
(Traducción de danza.es)